La palabra del Señor Secretario de nuestra Institución: Don Guillermo Meana

Señoras, señores y autoridades que nos acompañan. Socios y amigos de nuestra Biblioteca.

Quiero aprovechar la grata oportunidad que hoy nos reúne, para dirigirme a todos los presentes. Y aprovechar para compartir con Uds., algunas consideraciones que tienen que ver con el futuro de nuestra biblioteca.

Una institución, dedicada a la prestación de servicios de orden social, específicamente informativos y culturales, que debe, necesariamente, definir y encauzar sus políticas institucionales, sus servicios y actividades, en sintonía, con la mayoría de sus socios.

Por ésta y otras razones, las bibliotecas populares, no pueden, ni deben ser confundidas jamás, con otro tipo de organizaciones, como las bibliotecas públicas, que cumplen similares objetivos, pero encuadradas bajo la superestructura del estado nacional, provincial o municipal.

La autonomía de las instituciones como la nuestra, muchas veces no es correctamente interpretada… ni siquiera por sus socios, que solemos confundir el deber moral que le asiste al estado, de apoyar a las organizaciones que trabajan por el bien común, con una suerte de obligación administrativa ineludible.

Pero no es así.

Como organización autónoma, agradecemos todo el apoyo que provenga tanto del sector estatal, como del sector privado, pero así como no podemos convertirnos en beneficiarios funcionales del mecenazgo del capital privado, tampoco podemos convertirnos, en organismos enteramente dependientes de la administración estatal, sin perder la inequívoca identidad popular que nos distingue.

No es ese, el camino que soñaron quienes sembraron la semilla de este tipo de instituciones populares, que fueron concebidas independientes, justamente pensando que esa “independencia” aseguraría la libertad de elección, la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, de las comunidades donde estuvieran insertas.

Nada nos exime de la responsabilidad de mantener esa independencia, porque ella representa un reaseguro permanente a la libertad de elección de nuestros socios lectores y por ende, de toda la sociedad en que vivimos.

Las bibliotecas populares tampoco fueron creadas con el propósito de convertirse en depósitos bibliográficos, al que unos pocos eruditos, pudieran concurrir en búsqueda de crípticos conocimientos. No señores…

Esa concepción oscurantista, prevaleció durante la edad media y concluyó justamente, con el descubrimiento de la imprenta y el libro impreso.

Estos dos inventos revolucionaron la difusión del conocimiento, que gradualmente se fue poniendo al alcance de los pueblos.

Hace unas tres décadas, otra revolución tecnológica, producida esta vez en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones, dio origen a una nueva forma de difundir y popularizar el conocimiento.

Dos nuevos inventos: la computadora personal y la Internet, abrieron nuevos caminos a la difusión de la ciencia, el arte, la información y el entretenimiento.

Por eso mismo hoy, cuando concurrimos a una biblioteca, no sólo vemos libros, sino que también vemos, todavía un poco asombrados, como las mismas se van poblando cada vez más, de computadoras y pantallas.

Es el libro “electrónico”, que escapado de las páginas de ciencia ficción de aquellos otros libros de papel, avanza con la incontenible fuerza del progreso.

Un progreso al que obviamente todavía no estamos acostumbrados y que tal vez por eso, aún miramos con cierto recelo.

Pero estamos convencidos que existe una sola forma de perder el miedo a lo desconocido y eso es, justamente, empezar a conocerlo.

Muchos de los aquí presentes, sintieron la necesidad de sumarse a ese progreso y tuvieron el coraje de intentarlo este año, justamente de la mano de nuestra querida biblioteca. Gracias por habernos dejado guiar sus primeros pasos y gracias por confiar en nosotros.

Muchos de los aquí presentes, realizaron sus cursos de alfabetización informática, en clases numerosamente concurridas, donde el coraje, la paciencia y la voluntad, superaban ampliamente al equipamiento y recursos disponibles.

Grupos de más de 20 alumnos por turno, literalmente hacían cola, para poder utilizar alguna de las tres computadoras que utilizábamos con fines didácticos.

Pero no voy a aburrirlos ahora, con una historia, de la cual, justamente, Uds., fueron sus principales protagonistas.

Cuentan que una vez le pidieron al Dr. Albert Einstein que definiera el significado de la palabra “locura”, a lo que el sabio respondió:

“locura es hacer las cosas siempre igual y esperar un resultado diferente”.

Así es que decidimos cambiar…

… y para lograr ese cambio, tuvimos que sumar, a nuestro trabajo e iniciativa, una cuota enorme de fe y optimismo, porque sólo con esa actitud, los sueños se convierten en realidad.

Fijamos como objetivo, aquello que nos señalaba la necesidad.

Nuestros socios demandaban un servicio y nosotros debíamos prestarlo.

Pero la carencia de equipos y de recursos financieros para adquirirlos, colocaban este objetivo fuera del alcance racional.

Un poco más allá de la realidad… en ese terreno incierto y cuestionado, donde se sitúan casi todas las utopías.

Pero nada impulsa más a la acción, que los ideales y esos ideales se convierten entonces, en el inagotable combustible de nuestra voluntad.

Voluntad que debidamente organizada, adquiere la fuerza necesaria para materializar cualquiera de nuestros sueños.

Voluntad que desplaza la fe puesta en otros, para situarla definitivamente en nosotros, convirtiéndonos en los únicos constructores de nuestra realidad.

Así fue como empezamos a canalizar nuestros esfuerzos en interactuar con otros organismos de la economía social y a poco de hacerlo, logramos beneficiarnos con la recepción de un laboratorio informático completo, conformado por 10 computadoras, que sumadas a las preexistentes, elevan nuestro parque informático, a la cantidad de 18, lo que equivale a decir, que hemos incrementando, en un 65 %, nuestra capacidad, en un área fundamental para el desarrollo social, la información, la educación y la difusión de la cultura.

Lo que les acabo de contar es sólo una anécdota, es sólo un ejemplo de lo que se puede lograr, rápida y eficazmente, cuando le sumamos a nuestra voluntad, el compromiso solidario de todos aquellos que persiguen el bien común.

Por eso quiero aprovechar esta reunión de socios y amigos, para convocarlos a todos a profundizar a partir de ahora, su compromiso con nuestra institución.

A participar activamente de la vida institucional de nuestra biblioteca.

Acercándose a informarse de los objetivos y dificultades de la institución y de las múltiples propuestas de sus socios, empleados y dirigentes.

A integrar listas para la conformación de las futuras comisiones directivas o simplemente a concurrir, el día de la asamblea anual a votar por alguna de ellas.

Hoy es un día muy especial, hoy se cumplen 26 años del retorno definitivo de nuestra patria a la vida institucional republicana y coincidentemente, se celebra en el mundo, el día internacional de los derechos humanos.

Dos fechas que se hermanan en el calendario, como si quisieran decirnos algo…

Institucionalidad y derechos… dos cosas que nos tocan muy de cerca como biblioteca popular, porque el derecho a la información: libre, completa y sin censura, así como el derecho al conocimiento, constituyen los principales ideales, que las organizaciones culturales populares, debemos comprometernos a sostener.

Lo hicimos en el pasado, lo hacemos en el presente y sin ninguna duda, también lo sabremos hacer en el futuro.

Como pueblo, hemos visto a lo largo de estos últimos 26 años, que no es fácil ser los únicos responsables de nuestro destino.

No es fácil… pero sin ninguna duda, nada puede ser mejor.

Desde su fundación, hace 81 años, los estatutos de nuestra biblioteca establecen que los socios deben participar de la conducción de la institución, integrar listas para conformar las comisiones directivas y el día de la Asamblea General, elegir a las nuevas autoridades, mediante la modalidad del voto secreto, sufragando la totalidad de los socios presentes.

Por múltiples y comprensibles razones, esta modalidad casi nunca se adoptó, pero es nuestra intención, que de ahora en más, se comience a cumplir con este aspecto fundamental de los estatutos, porque entendemos que sólo así, los dirigentes que resulten elegidos, podrán actuar con el respaldo que surge de la legítima representatividad delegada por los socios.

Institucionalidad, participación y compromiso… son todos los cambios que necesita nuestra biblioteca para continuar proyectándose con éxito en el futuro.

La biblioteca popular es de sus socios y sus socios son el pueblo, representado en todos sus estamentos… en toda su diversidad.

Mantener la independencia institucional de las bibliotecas populares, es asegurar el camino de la libertad… es conservar un ámbito cultural y social, libre de manipulaciones o intereses sectarios. Es preservar un lugar, un espacio, donde más allá de todas nuestras diferencias, se imponga la tolerancia, el diálogo y la solidaridad.

Un lugar donde la palabra escrita espere ansiosamente ser descubierta…

…donde la información se apresure a ser comunicada…

… donde la amistad y la colaboración jamás, pero JAMAS, dejen de ser practicadas.

Muchas Gracias.

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